CRÓNICA ROLEX GIRAGLIA. Macaronesia.

CRÓNICA ROLEX GIRAGLIA. Macaronesia.

CRÓNICA ROLEX GIRAGLIA. Adrián hoteles Macaronesia.

En nuestra primera participación en la Rolex Giraglia que va desde Saint-Tropez a Mónaco, pasando por Giraglia al norte de Córcega (250 millas) con vientos de 25 nudos, una salida con más de 70 barcos de los 250 que conforman la flota, logramos salir con viento limpio y en las primeras millas ponernos en cabeza adelantando a nuestros principales oponentes.

 

Estaba ocurriendo estábamos primeros por momentos, aunque seguíamos con la misma filosofía de siempre, humildad, somos novatos que llegamos para aprender, disfrutar y luchar y eso hacíamos disfrutábamos de un horizonte repletos de spinakers que nos recordaban a aquellos calendarios que coleccionábamos de niños, estábamos navegando contra grandes tripulaciones profesionales de medio mundo de las que aprender y luchábamos sabiendo que nuestra pasión era por mucho mayor que nuestro talento. Planeábamos olas de varios metros superando los 17 nudos, mirando a los ojos al colérico Poseidón con entusiasmo y también porque no reconocerlo con miedo, nuestro caña y armador Daniel Adrián capitaneaba la nave con maestría, en el pasado ya nos habíamos enfrentado a estos lestrigones, Manuel arengaba al equipo como una galera romana y la tripulación luchana como gladiadores que saben que perderán la vida, pero lo harán juntos como familia como siempre lo habíamos hecho. En nuestro mejor momento, una vez que entendíamos que el sueño era real, como decía Fofi en nuestra primera Copa de Rey “Estábamos en la pomada”, un gran ferry Grimaldi, el Smeralda, pasaba por nuestra proa generando un ola que sumada a la del enfurecido mar creaba una pared de agua vertical, salvaje y arrolladora lo que nos precipitaba hacia el fondo picando la proa partiendo botalón y spinaker y terminando con aquel sueño.

 

En mi cabeza brotaba como un canto hondo las palabras de Kipling “Si triunfo y derrota se cruzan en tu camino y tratas de igual manea a ambos impostores” y raramente de aquella derrota solo sacaba lecturas positivas, ni una sola víctima más allá de rasguños por fuera y por dentro, estábamos mejor de lo que hubiéramos soñado luchando por la victoria, lo habíamos dado todo como individuos y como tripulación para llevar el barco al límite que solo conocen los barcos ganadores o los hundidos y ahí estábamos en mitad de un punto intermedio entre Saint-Tropez y Giraglia, mirándonos a los ojos y sabiendo que en 8 semanas volvíamos a un nuevo desafío en Mallorca, que el ganar es cuestión de actitud y que la nuestra como siempre es ganadora.

No se olviden nosotros somos macaronésicos.

 

Álvaro Cuadrado (Palo / tripulante de comunicación)

 

 

 

 

 


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